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Mostrando entradas de enero, 2012

Valores. Interculturalidad

La sociedades están formadas por entidades que cobran su identidad desde distintos bagajes culturales, desde una diversidad de culturas, tanto en el nivel local como en el global. El tema sería construir una interculturalidad ciudadana,   una sociedad basada en el diálogo entre las diferentes culturas, una amalgama, no un mosaico. Solo así se aprovecha todo lo que supone la riqueza intercultural.              El interculturalismo impide que una sola cultura se imponga a las demás y exige un diálogo social entre las distintas cosmovisiones sociales. Es importante llegar a saberse ciudadano del mundo, que es capaz de reclama solidaridad universal.    La ciudadanía es una relación política entre un individuo y la comunidad, en virtud de la cual el individuo es ,de pleno derecho, miembro de esa comunidad, está comprometido con ella   y a ella se debe, por lo cual permanente le debe lealtad. La condición o el estatuto de ciudadano es el reconocimiento que da oficiali

Valores. La ciudadanía en terminos civiles y económicos

  Nadie es auténtico un ciudadano si es esclavo de las reglas del juego económico. El consumismo esclaviza. Todo el mundo consume, muchos compulsivamente. La necesidad de dirigir este consumismo va a favor de la economía y del propio sujeto, que si fuese capaz de consumer solo aquello que realmente necesita, además de crecer como persona, cambiaría el curso de los acontecimientos económicos. La crisis económicas puede vencerse individualmente también, hay que hacerlo desde la responsabilidad, la justicia y la bien entendida libertad. Hay que luchar contra la vulnerabilidad a manos del grupo, la presión del grupo, marcas, moda, publicidad en general, en una sociedad excluyente para quienes no siguen ese rol. Saber consumer es una tarea a aprender de primer orden. La ciudadanía auténtica pasa por vencer lo anterior y por entregarse a la participación auténtica, no de galleria, sino de interiorismo. Se refiere a la capacidad para participar, no solo en lo político, sino también

Es preciso cultivar la ciudadanía social.

El concepto fue acuñado por Thomas S. Marshall a   y se refiere a que un ciudadano auténtico es aquel que ve protegidos en su comunidad política sus derechos civiles y políticos, pero también los económicos, sociales y culturales. El ciudadano del siglo XXI debe saber que tiene derecho a un trabajo, a una educación, a una asistencia sanitaria, a ayuda en tiempos de especial vulnerabilidad como son la infancia, vejez, enfermedad, desempleo; y también a participar en la vida cultural de su comunidad política. Pero también tiene que saber que no es posible proteger esos derechos en todos los miembros de la comunidad política si él no está también dispuesto a asumir responsabilidades para que así sea. El auténtico ciudadano sabe que es preciso poner medidas para que nadie quede sin la protección de estos derechos, como hacen quienes proponen una renta básica de ciudadanía, un reparto de trabajo, una asistencia sanitaria de calidad, etc. Es decir, quienes trabajan   con las ideas y

Valores, sociedad y cosmopolitismo

Una educación en la ciudadanía cosmopolita requiere atender dimensiones que son las que van componiendo la realidad de un verdadero ciudadano, la capacidad de vivir como tal en un mundo que es a la vez local y global. La ciudadanía civil y política sería la primera de estas dimensiones; y se basa en la idea de que es ciudadano quien tiene la capacidad de ejercer lo que se ha llamado libertadas básicas o también libertades civiles y políticas. Se trata en realidad de la capacidad de formar la propia conciencia y la de expresarse libremente, la de poder asociarse con otros para vivir en sociedad y así poder desarrollar la vida, la conciencia, la conciencia de ser sujetos de derechos, como el de deplazarse libremente por un territorio sin ser detenido por nadie, o el exigir una parte en el conjunto de bienes de la tierra que, son conquistas o bienes sociales. Junto con estos derechos o libertades  civiles, se encuentra también el derecho de participar activamente en las decisiones d

Valores y educación. Fuertes críticas al procedimentalismo.

             El procedimentalismo recibió fuertes críticas, no solo desde el exterior, sino también desde el interior de su propia propuesta. Por muy respetuosos que puedan parecer los procedimientos con el pluralismo de concepciones de vida buena, por muy lejanos que quieran estar de los valores porque es ese un mundo escurridizo, sucede que a las gentes no les mueven los procedimientos, por muy racionales que parezcan. Nadie hace una revolución por un procedimiento. Las personas se ponen en movimiento por el deseo de encarnar un valor o de alcanzar un bien, y los procedimientos son un camino, interesan únicamente porque permiten descubrir donde radica lo justo, siendo la justicia un valor, un dinamismo, por tanto, para despertar las conductas. Importaba, pues, poner de nuevo a la luz del mundo de los valores, pero no yuxtaponiéndolos, como si de un agregado se tratara, sino desde un hilo conductor que permitiera discernir cuales deben transmitirse universalmente. Surgi